Mientras Ucrania azota a Rusia con audaces ataques, incendiarios comentaristas pro-Kremlin hacen sonar sus sables nucleares
Análisis por Matthew Chance, CNN
¿Cómo responderá Moscú a los impactantes ataques con drones ucranianos contra su flota de aviones estratégicos?
Hasta el momento, el Kremlin ha guardado silencio, limitándose a decir que espera los resultados de una investigación formal sobre los ataques, que impactaron bases aéreas a miles de kilómetros de la frontera con Ucrania.
Pero la furia se está desahogando abiertamente en los medios rusos, con comentaristas y blogueros pro-Kremlin indignados por las demandas de represalias, incluso de represalias nucleares.
“Esto no es solo un pretexto, sino una razón para lanzar ataques nucleares contra Ucrania”, declararon los destacados blogueros de “Two Majors” en su popular canal de Telegram, que cuenta con más de un millón de suscriptores.
“Después de la nube de hongo, pueden pensar en quién mintió, cometió errores, etc.”, añadieron, refiriéndose a la inevitable búsqueda por parte del Kremlin de chivos expiatorios del fiasco.
Al menos un destacado analista político ruso, Sergei Markov, instó a la cautela, advirtiendo en una publicación en redes sociales de que el uso de armas nucleares “conduciría a un verdadero aislamiento político”.
Pero el popular bloguero Alexander Kots exigió que Rusia “atacara con todas nuestras fuerzas, sin importar las consecuencias”.
Por supuesto, los intransigentes rusos suelen clamar por la destrucción nuclear de Ucrania, mientras lanzan amenazas veladas, pero en última instancia vacías, de Armagedón dirigidas a los aliados occidentales. Que lo vuelvan a hacer, después de una serie de ataques tan dolorosos, no es sorprendente.
Pero sería un error caer en la complacencia y descartar toda la bravuconería nuclear rusa como mera propaganda.
De hecho, existen algunas razones preocupantes para tomarse la remota posibilidad de una respuesta rusa devastadora con mayor seriedad esta vez.
En primer lugar, varios expertos rusos han comentado que la destrucción por parte de Ucrania de un número significativo de bombarderos nucleares estratégicos rusos podría interpretarse como una violación del umbral legal nuclear de Moscú.
La doctrina nuclear del Kremlin, recientemente actualizada y que establece las condiciones para un lanzamiento, establece que cualquier ataque a infraestructura militar “críticamente importante” que “interrumpa las acciones de respuesta de las fuerzas nucleares” podría desencadenar una represalia nuclear.
La operación ucraniana fue “motivo para un ataque nuclear”, declaró Vladmir Solovyov, un presentador incendiario de la televisión estatal rusa, quien llamó a atacar la oficina presidencial ucraniana en Kyiv y otros lugares.
Independientemente de la legalidad, la barrera para una respuesta nuclear rusa sigue siendo, afortunadamente, alta, y es probable que un ataque de este tipo sea descartado en círculos del Kremlin como una exageración poco práctica.
Para empezar, perjudicaría las relaciones con socios comerciales clave de Rusia, como China e India, además de generar una posible acción militar contra las fuerzas rusas.
Las inevitables bajas masivas sin duda generarían el desprecio universal, aislando aún más a Rusia en el escenario internacional.
Pero aquí está el problema: el Kremlin podría sentir ahora una presión abrumadora para restablecer la disuasión.
No son solo los recientes ataques con drones ucranianos, en el interior de Rusia, los que han humillado a Moscú. Poco después, Ucrania perpetró otro audaz ataque contra el estratégico puente de Kerch, que une Rusia con Crimea; la tercera vez que esta vital conexión por carretera y ferrocarril es atacada.
La captura de la región de Kursk, en el oeste de Rusia, por parte de las fuerzas ucranianas el año pasado asestó otro duro golpe, dejando al Kremlin en apuros para liberar su propio territorio. Mientras tanto, los ataques semanales, si no diarios, con drones contra la infraestructura energética y los aeropuertos rusos siguen causando perturbaciones generalizadas lejos del frente.
Al mismo tiempo, los aliados de Ucrania han ido levantando gradualmente las restricciones al uso de armas suministradas por Occidente contra Rusia, desafiando aún más lo que antes se consideraban las líneas rojas de Moscú.
Pocos dudan que el Kremlin esté deseando responder con decisión, pero ¿cómo?
Un exministro ruso declaró a CNN que la respuesta más probable de Moscú serían ataques más brutales con misiles convencionales y drones contra ciudades ucranianas, similares a los que el pueblo ucraniano ya lleva años sufriendo.
“No hay otra opción, porque Rusia no tiene la capacidad de lanzar una ofensiva militar masiva. No tienen suficiente personal para ello”, declaró Vladimir Milov, exviceministro de Energía que ahora reside fuera de Rusia.
“Se habla del posible uso de armas nucleares, etc. No creo que esto esté sobre la mesa. Pero, repito, Putin ha demostrado en repetidas ocasiones que está recurriendo a la barbarie y la venganza”.
En otras palabras, es muy improbable, pero la opción nuclear no puede descartarse por completo. Este conflicto en Ucrania ya ha dado múltiples giros inesperados, entre ellos la propia invasión rusa a gran escala en 2022.
Y mientras Ucrania y sus partidarios se deleitan con los asombrosos éxitos de las recientes operaciones militares, provocar a un oso ruso humillado y herido podría tener consecuencias peligrosas y aterradoras.
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