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Qué impacto podría tener en Medio Oriente que Trump haya aceptado al presidente interino de Siria

Por Mostafa Salem, CNN

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reunió el miércoles con un exyihadista cuya cabeza tenía una recompensa de US$ 10 millones en Estados Unidos hasta hace poco.

El presidente interino sirio, Ahmed al-Sharaa, conocido anteriormente por su nombre de guerra militante, Abu Mohammed al-Jolani, se reunió con Trump en Riad seis meses después de liderar una rápida campaña que derrocó al régimen de Asad, de medio siglo de antigüedad, expulsando a los grupos armados respaldados por Irán y autoproclamándose líder del país.

Al Sharaa fue incluido en la lista de Terrorista Global Especialmente Designado de Estados Unidos en 2013 por liderar la filial de Al Qaeda en Siria, conocida como el Frente Al Nusra, y por presuntamente orquestar atentados suicidas en toda Siria. El exyihadista, nacido en Arabia Saudita, pasó años combatiendo a las fuerzas estadounidenses en Irak antes de trasladarse a Siria para liderar una rebelión islamista armada que derrocó al brutal dictador Bashar al-Assad.

El encuentro entre ambos, descrito por Siria como “histórica”, fue la primera entre un presidente estadounidense y uno sirio en 25 años, y tuvo lugar durante la gira de Trump por Medio Oriente, la primera serie de visitas de Estado de su segundo mandato.

Ambos líderes sonrieron para las fotos, que fueron publicadas por la Casa Blanca y por el Ministerio de Asuntos Exteriores saudita. El Ministerio de Asuntos Exteriores sirio afirmó que Trump se comprometió a “apoyar a Siria en esta coyuntura crítica”.

Un día antes, Trump había anunciado la eliminación de las sanciones que pesaron sobre Siria durante décadas, una medida que provocó un aplauso de 40 segundos del público, incluyendo una ovación de pie del príncipe heredero saudita, Mohammed bin Salman.

“Oh, lo que hago por el príncipe heredero,” dijo Trump a la sala el martes, acreditando al líder de facto de Arabia Saudita por liderar el esfuerzo para levantar lo que el presidente llamó sanciones “brutales y paralizantes”. Siria ha sido designada por EE.UU. como un Estado Patrocinador del Terrorismo desde diciembre de 1979.

La economía de Siria ha estado gravemente afectada durante años por las sanciones occidentales. Entre las más duras se encuentra la Ley César de EE.UU. de 2019, que impuso sanciones de gran alcance que restringían las actividades económicas de individuos, empresas o gobiernos que asistieran al esfuerzo bélico de Assad. La ley hizo que toda la economía fuera intocable. Según el Banco Mundial, la economía del país se redujo en más de la mitad entre 2010 y 2020.

A partir de 2022, la pobreza afectaba al 69 % de la población siria, según el Banco Mundial. La pobreza extrema afectaba a más de uno de cada cuatro sirios en 2022, dijo el banco, y agregó que esta cifra probablemente empeoró después de un devastador terremoto en febrero de 2023.

Los estados del Golfo han estado interesados en invertir en Siria y apuntalar su economía, pero han sido cautelosos de violar las sanciones de EE.UU. El movimiento de Trump probablemente eliminará tales barreras, allanando el camino para posibles miles de millones de dólares en inversiones.

Durante la reunión, Trump propuso que Sharaa tome una serie de medidas, incluida la normalización con Israel, la expulsión de “terroristas” extranjeros y palestinos, y ayudar a Estados Unidos a prevenir el resurgimiento de ISIS, según la Casa Blanca.

Sacar a Siria del atolladero es un salvavidas para el incipiente régimen del país y su presidente, quien prometió en una entrevista con CNN el año pasado que la oposición armada siria planea formar un gobierno definido por las instituciones y un “consejo elegido por el pueblo”. Pero también representa una oportunidad para que los estados árabes del Golfo y Turquía, que también presionaron por el levantamiento de las sanciones, expandan su influencia en Siria y se beneficien de ella tras décadas de exclusión del país.

“El hecho de que Trump lo haya hecho tan públicamente y desde Riad, creo que representa una especie de aprobación tácita para quienes también buscan invertir en Siria”, declaró Natasha Hall, del Programa de Oriente Medio del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS). “Significa que le está dando victorias a Mohammed bin Salman”.

Los fuegos artificiales iluminaron el cielo en algunas de las ciudades más grandes de Siria tras el anuncio de Trump del levantamiento de las sanciones. Se colocaron vallas publicitarias de agradecimiento a Trump y al príncipe Mohammed.

“No sé cómo sería la vida sin sanciones”, dijo Ranim Sakhal, quien afirmó haber vivido bajo sanciones desde que nació en la década de 1970. “El país se ha estado asfixiando”.

“La gente es optimista y nuestro sueño es que los países árabes ayuden, algo que no hemos visto en años debido a la rivalidad de Bashar con los líderes árabes”, añadió Sakhal.

La moneda siria, la lira, se apreció hasta un 27 % frente al dólar estadounidense tras el anuncio. El ministro de Economía y Comercio del país, Mohammad Nidal al-Shaar, lloró en directo con el medio saudí Al Arabiya, al subrayar que Siria está entrando en una nueva fase.

Pero el optimismo no es universal. El levantamiento de las sanciones contribuiría en gran medida a legitimar el nuevo régimen de Sharaa, y algunos en Siria están preocupados por el trato que los antiguos yihadistas darán a las minorías.

“Nos alegra… gracias a Dios. Después de todos estos años, la economía pudo revitalizarse. Los precios son muy altos y los productos no están disponibles, así que, si Dios quiere, será el comienzo de una mejora económica en el país”, declaró a CNN George, residente de Damasco que prefirió no compartir su apellido. Sin embargo, el levantamiento de las sanciones no debe interpretarse como una aprobación tácita del régimen sin llevar ante la justicia a los implicados en el asesinato de minorías, afirmó.

“Nos enfrentamos a varios grupos extremistas que restringen las libertades”, dijo. “Si un chico y una chica son vistos juntos en público, el chico puede ser detenido y simplemente desaparecer. Los hombres pueden ser golpeados por llevar pantalones cortos… es una grave violación de las libertades personales”.

En marzo, hombres armados leales al nuevo régimen sirio llevaron a cabo ejecuciones en el terreno y hablaron de purificar el país después de que la represión contra los restos del antiguo régimen de Asad derivara en matanzas comunitarias contra la minoría alauita. Naciones Unidas afirmó entonces que familias enteras, incluidas mujeres y niños, fueron asesinadas durante la violencia.

Durante décadas, los estados árabes del Golfo quedaron excluidos de Siria mientras su rival Irán expandía su influencia en el país a través de su alianza con el régimen de Assad.

Una década de guerra civil en Siria tensó gravemente las relaciones entre Damasco y la mayoría de los estados árabes, lo que culminó con la expulsión de Siria de la Liga Árabe. En los últimos años, los países del Golfo comenzaron a mejorar las relaciones con el régimen de Asad y lideraron los esfuerzos para rehabilitarlo hasta que fue derrocado abruptamente en diciembre. Desde entonces, Arabia Saudita y Qatar redoblaron sus esfuerzos para reintegrar al nuevo régimen a la comunidad internacional.

El ministro de Asuntos Exteriores saudí, Faisal bin Farhan, anunció el miércoles que Riad estará a la vanguardia de la reactivación económica de Siria. Sus esfuerzos podrían permitirle convertirse en un actor importante en el país y expandir su influencia allí por primera vez.

“Siria no estará sola. Arabia Saudita… estará a la vanguardia de quienes apoyan ese despertar económico… (Siria) necesita un impulso, y lo recibirá de sus hermanos en la región”, declaró bin Farhan en una conferencia de prensa el miércoles.

Hasan Alhasan, investigador principal del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, dijo que Arabia Saudita tiene “intereses geoestratégicos en Medio Oriente” que pueden lograrse mediante el apoyo al actual régimen sirio.

“Arabia Saudita quiere que Siria sea estable, reconoce que la única manera de lograr una Siria estable es proporcionando a la actual administración los recursos económicos y las herramientas para lograr una supuesta victoria”, dijo.

Durante la administración Biden, Estados Unidos y Arabia Saudita estuvieron cerca de alcanzar un acuerdo económico y de seguridad integral que habría llevado a la normalización de las relaciones entre el reino e Israel.

A pesar del deseo de Trump de que Arabia Saudita reconociera a Israel, dicha normalización no se materializó durante su visita a Riad. En cambio, el presidente afirmó que establecería vínculos con la Sharaa, una medida que desafiaba a Israel, que ha bombardeado repetidamente Siria y se ha apoderado de una mayor extensión de su territorio desde la caída de Asad.

Un funcionario israelí dijo a CNN que cuando el primer ministro Benjamin Netanyahu se reunió con Trump en Washington en abril, le pidió al presidente que no levantara las sanciones contra Siria, diciendo que temía que eso condujera a una repetición de los acontecimientos del 7 de octubre de 2023, cuando militantes liderados por Hamas atacaron a Israel.

Netanyahu había adoptado una postura agresiva con Sharaa y su nuevo gobierno. En los días posteriores al derrocamiento de Assad, ordenó una ofensiva terrestre sin precedentes en Siria, lo que impulsó a las fuerzas israelíes a adentrarse más que nunca en el país y puso fin a la distensión tácita de 50 años entre Israel y Assad.

La escalada abandonó rápidamente la promesa inicial de Netanyahu de practicar la “buena vecindad” con la nueva Siria. Cientos de ataques aéreos se dirigieron contra los restos del armamento de Asad, en particular sus armas químicas, para evitar que cayeran en manos de grupos militantes, y las fuerzas israelíes tomaron el Monte Hermón, el pico más alto de Siria y una posición estratégicamente vital con vistas a Israel, Líbano y Siria.

“Derrocamos al régimen de Assad, que esencialmente era utilizado como enlace terrestre entre Irán y Hezbollah en el Líbano”, dijo Netanyahu en una declaración en video la semana pasada.

Tras reunirse con Sharaa el miércoles, Trump lo elogió efusivamente, llamándolo un “joven atractivo y genial”, con un “pasado muy sólido” y un “luchador”. El nuevo presidente sirio, dijo, tiene “mucha oportunidad de salir adelante”.

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