Un día de confusión y caos mientras Rusia y Ucrania acuerdan las primeras conversaciones directas en 3 años
Por Clare Sebastian, CNN
Tras cinco días de confusión sobre la propuesta del presidente de Rusia, Vladimir Putin, de entablar conversaciones directas con Ucrania, el día en que debían comenzar solo trajo consigo más de lo mismo: una vigilancia de siete horas a orillas del Bósforo, una polémica en el consulado ruso y, finalmente, una decisión del presidente de Ucrania que podría abrir un nuevo capítulo en este conflicto intratable.
Las escenas caóticas que se desarrollaron en Estambul este jueves marcaron el tono para un camino difícil por delante. Mientras los medios de comunicación internacionales acudían por la mañana al Palacio de Dolmabahçe en Estambul, Ucrania aún no había confirmado su participación ni había dado señales sobre la composición de su delegación, y una fuente del Ministerio de Asuntos Exteriores turco declaró a CNN que “aún no hay una reunión programada”.
En cambio, con el Kremlin confirmando a CNN que Putin definitivamente no se presentaría, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, mantuvo conversaciones con el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en la capital, Ankara.
“Esperar es mejor que conocer el resultado”, bromeó Stanislav Ivashchenko, un corresponsal del canal del Ministerio de Defensa ruso Zvezda, esperando entre las multitudes de periodistas impulsadas por el café. “Todos están cansados de esto”, dijo a CNN, refiriéndose a la guerra en Ucrania, “pero defenderemos nuestra posición”.
La defensa tenaz de Rusia de su posición es una razón clave por la que Putin propuso inesperadamente estas conversaciones hace cinco días. Ante un ultimátum de Kyiv y sus aliados para firmar un alto el fuego de 30 días o enfrentar nuevas sanciones importantes, el presidente eligió un tercer camino.
“Estamos proponiendo a las autoridades de Kyiv renovar las negociaciones, que cortaron” en 2022, dijo a los periodistas en una sesión informativa el domingo. Y así, para reforzar ese punto, escogió la misma ciudad que albergó algunas de esas primeras conversaciones de paz –Estambul– y, reveló el miércoles por la noche, al mismo negociador principal: Vladimir Medinsky, exministro de Cultura y presidente de la Sociedad Militar-Histórica de Rusia.
“La delegación está comprometida con un enfoque constructivo”, dijo Medinsky en una breve aparición el jueves por la tarde en el consulado ruso, en la que no respondió preguntas. La aglomeración de medios fue tan intensa que se pudo escuchar a los funcionarios consulares amenazando con cancelar la sesión informativa si los periodistas no se calmaban.
Medinsky afirmó que las conversaciones directas eran para “establecer una paz a largo plazo, eliminando las causas fundamentales del conflicto”. El uso de la frase “causas fundamentales”, que para Rusia abarca desde las ambiciones de Ucrania de unirse a la OTAN hasta su existencia como Estado soberano, fue un recordatorio de cuán distante podría estar un acuerdo.
Sin embargo, para complicar aún más las cosas, Rusia y Ucrania ahora están equilibrando sus propios intereses con su relación con Donald Trump. Este jueves, el presidente de EE.UU. una vez más insinuó la posibilidad de su propia asistencia a las conversaciones, diciendo que “si algo sucediera”, consideraría ir el viernes. Los enviados de la Casa Blanca Keith Kellogg y Steve Witkoff ya están programados para estar en Estambul el viernes.
Y Zelensky no intentó ocultar que Trump fue una parte clave de su eventual decisión de comprometerse con Rusia. Al salir de su reunión con Erdogan a última hora de la tarde, afirmó que no solo enviaría una delegación a Estambul, sino que estaría liderada por un funcionario de mayor rango que el lado ruso: el ministro de Defensa Rustem Umerov, “por respeto al presidente Trump”.
Rusia también está observando de cerca el próximo movimiento de Trump, aún con la esperanza de ese prometido reinicio en las relaciones. Y Trump puede haber elevado esas esperanzas el jueves, diciendo a los periodistas al llegar a Abu Dhabi: “Nada va a suceder hasta que Putin y yo nos reunamos”.
El exdiplomático ruso Boris Bondarev, quien dejó su puesto en Ginebra en 2022, dijo que cree que una reunión con Trump sería una gran victoria para Putin, mientras que sigue sin estar interesado en reunirse con Zelensky.
“Dos grandes potencias deberían sentarse juntas y discutir cómo los países inferiores deberían vivir bajo su paraguas”, dijo a CNN en una entrevista desde Suiza. “Así es como él ve el mundo. Por eso Zelensky no encaja”.
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