India y Pakistán se proclaman vencedores tras los enfrentamientos de esta semana. ¿Prevalecerá la calma?
Análisis por Rhea Mogul y Aditi Sangal, CNN
Los enfrentamientos de esta semana entre Pakistán e India suponen la mayor escalada de tensión entre estos dos enemigos históricos en décadas, y millones de personas a ambos lados de la frontera se preguntan qué puede ocurrir a partir de ahora.
A pesar de su promesa de “vengar” los ataques indios en su territorio, Pakistán aún no ha respondido de manera similar contra la India, y ambas partes parecen haber reclamado ya la victoria. Pero las hostilidades continúan.
Un pánico palpable sacudió el miércoles a ambas naciones después de que Nueva Delhi lanzara ataques militares selectivos contra su vecino, mientras Islamabad afirmaba haber derribado los aviones de combate de su rival.
Este jueves, Pakistán dijo haber derribado al menos 25 drones de munición indios en todo el país durante la noche, en lo que calificó como una nueva “grave provocación” de Nueva Delhi que hirió a cuatro de sus soldados y mató a un civil. CNN no puede verificar de forma independiente estas afirmaciones y se puso en contacto con la Fuerza Aérea y el Ministerio de Defensa de la India.
El temor es que cada paso de confrontación adicional por cualquiera de las partes pueda derivar rápidamente en un conflicto a gran escala.
Los medios de comunicación indios se mostraron eufóricos tras los ataques del miércoles. “Golpes de justicia”, decía la editorial de uno de los principales periódicos ingleses de la India, elogiando la “aguda” y “resuelta” respuesta del país a la masacre de 26 personas en la Cachemira administrada por India, a manos de extremistas. Un titular de The Indian Express coincidía en la misma línea: “Se ha hecho justicia”, decía en portada.
En Pakistán, la respuesta pública del primer ministro, Shehbaz Sharif, fue igualmente beligerante.
Prometió “vengar” la muerte de las 31 personas que, según Pakistán, murieron en los ataques de India, pero aún así pareció declararse triunfante por el aparente derribo de los aviones indios.
“Solo hicieron falta unas horas para que el enemigo cayera de rodillas”, dijo en un discurso nocturno a la nación.
India dice haber atacado “infraestructuras terroristas” pertenecientes a dos grupos islamistas –Lashkar-e-Tayyiba y Jaish-e-Mohammed– acusados de estar detrás de algunos de los atentados más mortíferos perpetrados en el país. Según Nueva Delhi, los ataques del miércoles no tuvieron como objetivo infraestructuras militares ni mataron a civiles, lo que podría dar a India y Pakistán la oportunidad de encontrar una forma de evitar una guerra total.
Uno de los lugares atacados por India se encontraba en lo más profundo de la provincia pakistaní de Punjab, el ataque más profundo en territorio no disputado de Pakistán desde que ambos países libraron una gran guerra en 1971. También atacó muchas otras localidades en la región de Punjab –corazón de las poderosas fuerzas armadas y sede del Gobierno de Sharif– y una mezquita, según funcionarios pakistaníes, lo que enfureció a millones de personas en este país de mayoría musulmana.
Lo que ocurra ahora, según los analistas, depende sobre todo del próximo movimiento de Islamabad.
“Todas las miradas están puestas en Pakistán”, dijo Michael Kugelman, analista de Asia Meridional con sede en Washington. “Si decide mantener las apariencias y cantar victoria –quizá señalando el derribo de los aviones indios (que Nueva Delhi no ha confirmado)– y dar el asunto por zanjado, podría vislumbrarse una salida”.
Pero advirtió que “todas las apuestas estarían echadas” si Pakistán decidiera contraatacar.
La mayoría de los analistas coinciden en que los vecinos con armamento nuclear no pueden permitirse otra batalla.
India y Pakistán ya han librado tres guerras por Cachemira, una región disputada que ambos reclaman en su totalidad y de la que cada uno controla una parte. Otro conflicto podría tener consecuencias catastróficas.
Desde su nacimiento hace siete décadas en la partición de lo que era la India británica, Pakistán –que ahora alberga a 230 millones de personas– se ha enfrentado a retos cada vez mayores, desde la inestabilidad política hasta una alarmante insurgencia extremista, pasando por catástrofes climáticas y descalabros económicos.
India está aparentemente en una posición más fuerte; sus fuerzas armadas se consideran superiores en cualquier conflicto convencional solo por su número y presume de una economía más de 10 veces superior a la de Pakistán. Pero también tendría algo que perder si el conflicto se intensificara, según Tanvi Madan, investigadora principal del programa de Política Exterior de la Brookings Institution.
“En gran medida por lo que hemos visto en ocasiones anteriores, se trata de dos actores racionales que no desean una guerra más amplia”, dijo Madan.
El primer ministro de India, Narendra Modi, prometió elevar el estatus de su país en el ámbito internacional, presentando su candidatura para albergar los Juegos Olímpicos y tratando de superar a China como centro manufacturero mundial.
Por no mencionar que India ya se enfrenta a amenazas de seguridad en múltiples frentes, especialmente a lo largo de las disputadas fronteras con China.
India se apresuró en señalar que su respuesta a la matanza del 22 de abril era “centrada, mesurada y sin escaladas”, y a dejar claro que se trataba de una respuesta a la masacre de turistas.
Altos funcionarios de Nueva Delhi se pusieron en contacto con homólogos clave de Estados Unidos, Medio Oriente y Rusia, entre otros, “presumiblemente para fomentar la presión internacional sobre Pakistán para evitar una escalada”, dijo Nisha Biswal, asesora principal de The Asia Group.
Los dirigentes pakistaníes alabaron la victoria de las fuerzas aéreas del país, afirmando que cinco aviones de combate indios fueron derribados durante una batalla de una hora librada a más de 160 kilómetros de distancia.
Los líderes de la India han respondido poco a estas afirmaciones y no han reconocido ninguna pérdida de aeronaves. Los pakistaníes aún no han mostrado ninguna prueba de que hayan derribado aviones de combate, pero una fuente del Ministerio de Defensa de Francia aseguró que al menos uno de los aviones de guerra más nuevos y avanzados de la India –un caza Rafale de fabricación francesa– se perdió en la batalla.
Si realmente ha habido pérdidas para India, Pakistán podría reclamar la victoria “incluso si las circunstancias son turbias”, dijo Milan Vaishnav, miembro senior y director del Programa de Asia Meridional en la Fundación Carnegie para la Paz Internacional.
“Esto permitiría a Pakistán afirmar que ha impuesto costos sobre los objetivos militares indios”.
Sin embargo, en medio de la niebla bélica, el poderoso general del ejército de Pakistán, Asim Munir, ya había prometido hacer frente a cualquier agresión de India.
Y Munir, conocido por su postura de línea dura frente al nacionalista hindú Modi, tiene fama de ser más firme que su predecesor Qamar Javed Bajwa.
Mientras tanto, han habido muchas voces dentro del partido nacionalista hindú de Modi que llevan años presionando para dar un golpe decisivo contra Pakistán.
Kugelman, analista de Asia Meridional, dijo que Estados Unidos, que históricamente ha intercedido en estas crisis, podría tratar de calmar la tensión, pero no está claro cuanto esfuerzo está dispuesto a dedicar la administración de Trump .
“China abogó por una desescalada, pero sus tensas relaciones con India la descartan como intermediario viable. Los principales candidatos a mediadores son los estados árabes del Golfo, especialmente Qatar, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos”, dijo, dados sus fuertes lazos con ambas naciones.
Qatar se apresuró a instar a la diplomacia en las horas posteriores a los ataques del miércoles.
Aunque la mayoría de los analistas creen que hay una salida para ambas naciones, todos coinciden en que la situación sigue siendo fluida y tensa.
“Esta crisis es tan impredecible como peligrosa, una combinación inquietante”, añadió Kugelman.
The-CNN-Wire
™ & © 2025 Cable News Network, Inc., a Warner Bros. Discovery Company. All rights reserved.
Sophia Saifi, Azaz Syed, Aishwarya S Iyer, Esha Mitra y Vedika Sud, de CNN, contribuyeron a este artículo.